DESARROLLO FUERZA II

DESARROLLO DE FUERZA II

PARTE II

DESARROLLO DE LA FUERZA EN DEPORTISTA JOVEN

Prof Mikel Izquierdo y Javier Ibañez

Centro de eEstudios,Investigación y Medicina del Deporte,Gobierno de Navarra (España)

Artículo publicado en el Journal PubliCE Premium del año 2007

ADAPTACIONES NEUROMUSCULARES Y HORMONALES CON EL ENTRENAMIENTO Y EL DESENTRENAMIENTO DE FUERZA EN LA PREADOLESCENCIA Y LA ADOLESCENCIA

¿Las Adaptaciones y Mecanismos Asociados a Los Cambios en la Manifestación de la Fuerza con el Entrenamiento/ Desentrenamiento son similares en la Etapa Prepuberal/Adolescencia que en el Adulto?
Adaptaciones Musculares
Según los estudios citados anteriormente (Blimkie y col. 1989, 1992, 1993, Ramsay y col. 1990; Sale 1989), los sujetos en la etapa prepuberal pueden aumentar su fuerza de forma significativa con el entrenamiento en mayor medida de lo que lo harían con su desarrollo natural. Estos estudios parecen estar de acuerdo en que las ganancias de fuerza después de un periodo de entrenamiento son independientes de los cambios en la masa muscular y no se encuentra una relación entre el aumento de fuerza y la hipertrofia muscular, bien porque ésta es muy pequeña o no apreciable.
Entre las razones que pueden explicar la dificultad en los sujetos preadolescentes para incrementar su masa muscular puede mencionarse la insuficiente maduración del eje hipotálamo-hipófisis-gonadal, que determina que hasta la pubertad en el hombre el nivel de andrógenos sea demasiado bajo como para promover la hipertrofia muscular (Ver figura 8). Durante la pubertad, la entrenabilidad de la fuerza en el hombre aumenta rápidamente de forma paralela a la concentración de testosterona sérica, incluso sin realizar entrenamiento de fuerza. Para las mujeres, a diferencia de lo que ocurre con los varones, las bajas concentraciones de hormonas androgénicas, es un factor limitante para conseguir los mismos desarrollos en valores absolutos de la masa muscular y la fuerza.
Sin embargo, estos resultados dejan en evidencia que independientemente del incremento en masa muscular, la magnitud de este tipo de adaptación en sujetos en edad preadolescente y adolescente es pequeña en comparación con los incrementos de fuerza y por lo tanto sugiere que otros factores además de los cambios en masa muscular pueden también contribuir al desarrollo de la fuerza.

Figura 8. Cambios con la edad en la fuerza de tracción y la concentración basal de testosterona. Adaptado de Sale 1989 con valores de la concentración de testosterona a partir de Winter 1978 y valores de fuerza a partir de Montoye & Lamphiear, 1977.
Adaptaciones Neurales
Diversos estudios han identificado un aumento en la activación de los músculos directamente implicados en el movimiento (músculos agonistas) y/o a la mejora de la coordinación de los músculos sinergistas/antagonistas (adaptaciones neurales) en adultos (Häkkinen y col. 1998; Narici y col. 1989).
El desarrollo de la fuerza en sujetos preadolescentes y adolescentes con el entrenamiento de fuerza también ha sido atribuido en gran parte al incremento en la activación neuromuscular voluntaria de los músculos entrenados (Ramsay et al. 1990; Blimkie y col. 1993; Sale y col. 1989) (Ver Figura 9).

Figura 9. Efecto del entrenamiento de fuerza sobre la activación neural durante acciones isométricas máximas de flexión de codo y extensión de rodilla. Adaptado de Ramsay y col 1990; y Sale y col. 1989.
Sin embargo, los cambios en la activación neuromuscular y masa muscular parecen no explicar en su totalidad los incrementos observados en la magnitud de fuerza, lo que hace pensar que otros factores pueden también tener un papel importante en el incremento de esta cualidad física durante estas edades. En los estudios realizados por Ramsay y colaboradores (1990) y Blimkie y col. (1989) se observaron mayores aumentos en la ganancia de fuerza máxima (21%-48%) en aquellos ejercicios que habían sido utilizados durante el entrenamiento (p.e. extensión de piernas y curl de biceps), que en aquellos otros que no eran específicos. Estos resultados sugieren que la mejora en la coordinación agonista/antagonista puede también explicar en parte la mejora en la fuerza muscular en sujetos preadolescentes después de realizar un programa de entrenamiento.
Características Contráctiles
Las adaptaciones musculares intrínsecas (p.e. cambios en la dinámica de excitación/contracción, densidad del paquete miofibrilar y distribución de fibras musculares) son factores importantes que pueden explicar parte del evidente desarrollo de la fuerza en sujetos preadolescentes/adolescentes que participan en un programa de entrenamiento. Ramsay y colaboradores (1990) observaron incrementos significativos en la fuerza muscular evocada por estimulación eléctrica, en ausencia de mejoras en la masa muscular en sujetos prepúberes después de 20 semanas de entrenamiento de fuerza (Ver figura 10). Estos resultados apoyan la idea de que la mejora de fuerza de contracción absoluta y específica (por área de la sección transversal muscular) con el entrenamiento puede explicar en parte el aumento de la fuerza muscular en sujetos preadolescentes.
Figura 10. Efecto del entrenamiento de fuerza sobre el momento isométrico evocado en niños preadolescentes (9-11 años). Adaptado de Ramsay y col 1990; y Sale y col 1989.
¿Que ocurre con el Desentrenamiento?
En los adultos, el aumento de la masa muscular y de la activación neural se reducen con el desentrenamiento de la misma manera que se incrementan con el entrenamiento (Narici y col. 1989. Häkkinen y col. 1989). El desentrenamiento, en los adultos, se caracteriza por una rápida reducción en la activación neuromuscular acompañada por una pérdida gradual de la masa muscular.
En el caso del preadolescente parece que, como la ganancia de fuerza es atribuída en gran parte al aumento en la activación neural, la reducción asociada con el desentrenamiento se debe predominantemente a cambios en la activación neuromuscular y coordinación motora. En la figura 11 se presenta un resumen de las adaptaciones fisiológicas que posiblemente se produzcan durante el entrenamiento/ desentrenamietno de fuerza en el niño.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que en el preadolescente cualquier pérdida en la producción de fuerza consecuencia de una reducción del entrenamiento podría estar enmascarada por un incremento concomitante relacionado con el efecto del crecimiento infantil. En la figura 28, Blimkie y colaboradores (1989, 1993), presentan un modelo de las interacciones potenciales esperadas entre el crecimiento y el entrenamiento/ desentrenamiento durante la preadolescencia. Según este modelo, si las ganancias de fuerza son permanentes, se podría esperar incrementos en la fuerza muscular, en un grupo de personas que realicen entrenamiento de fuerza, aproximadamente de la misma magnitud que los observados en un grupo control (simple efecto de añadir los aumentos de fuerza relacionados con el crecimiento) durante el periodo de desentrenamiento y un mantenimiento de las diferencias en fuerza que se tenían al final del entrenamiento. Por otro lado, si las ganancias de fuerza no son permanentes y hay una pérdida de fuerza asociada a un periodo de desentrenamiento se podría pensar en la posibilidad que existiera una regresión gradual en la manifestación de la fuerza en el grupo que previamente había entrenado hacia los valores de fuerza del grupo control.

Figura 12. Modelo de los cambios esperados con el crecimiento (G), el entrenamiento de fuerza (RT), mantenimiento del entrenamiento (MT) y el desentrenamiento (DT) durante la preadolescencia. Sección G: aumento de la fuerza debido al crecimiento y maduración. Sección RT1: aumento rápido de la fuerza durante las primeras semanas de entrenamiento. Sección RT2: durante esta fase, la fuerza se incrementa más lentamente por un menor efecto del entrenamiento. Sección MT: manteniendo la intensidad y volumen de entrenamiento, el incremento de la fuerza es menor y se debe al efecto maduración- crecimiento. Sección DT: en el caso de iniciar el desentrenamiento, la fuerza muscular se reduce por debajo del nivel alcanzado al finalizar la fase RT1 y tiende a converger con los niveles del grupo G.
¿Y si las mejoras conseguidas en la fuerza muscular se pierden cuando se deja de entrenar, que tipo de entrenamiento de mantenimiento se necesita para mantener esas ganancias?. Según el trabajo de Blimkie y colaboradores (1989) se sugiere que una sesión por semana de entrenamiento con intensidades altas no es suficiente para preservar las mejoras obtenidas después de participar en un programa de entrenamiento.

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